Actualmente vivimos en una sociedad donde las prisas, la lista interminable de tareas a realizar y las demandas sobre nosotros (tanto laborales como familiares) hacen que vivamos corriendo y haya aparecido en nuestras vidas el estrés.
Lo habitual es que nuestro organismo se active fisiológicamente para responder de manera óptima ante las exigencias habituales de nuestro entorno. El problema surge cuando el nivel de activación tanto físico como psicológico es excesivo o inadecuado para las demandas de la situación. Cuando dichas demandas son excesivas o se prolongan en el tiempo surge el estrés y las consecuencias negativas de éste.
Cuando la persona está estresada siente que no pueden responder adecuadamente a las exigencias del entorno y siente amenazado su bienestar, lo que provoca una serie de síntomas:
- Síntomas físicos: hipertensión, hiperventilación, mayor riesgo de desarrollar enfermedades, acné, contracturas, problemas del sueño, dolor de cabeza, entre otros.
- Síntomas psicológicos: ansiedad, irritabilidad, pensamientos negativos, falta de motivación, dificultades de concentración y de organización.
- Síntomas conductuales: consumo de estimulantes o tranquilizantes (tabaco, alcohol, café), mala alimentación, aumento o disminución de la ingesta de alimentos, disminución del tiempo de ocio, descenso del rendimiento en las tareas.
Algunos consejos para ayudar a combatir el estrés:
- Analice la situación e identifique las razones de su estrés.
- Busque la automotivación
- Realice actividades relajantes o ponga en práctica técnicas de relajación para disminuir la activación fisiológica del cuerpo.
- Planifique adecuadamente las actividades, con un orden de prioridades, y calcule el tiempo destinado para cada actividad. También hay que contar y aceptar las interrupciones constantes.
- Aprenda a identificar los pensamientos negativos y automáticos que aumentan el estrés. Suelen ser pensamientos pesimistas sobre la situación o sobre usted. Una vez, identificados aprenda a analizarlos y sustituirlos por pensamientos más racionales y objetivos.
- Mantenga unos hábitos de vida saludable: una alimentación y unas horas de sueño adecuada para una buena recuperación física y psíquica, así como la realización de algo de ejercicio físico. También sería recomendable tener un tiempo a la semana para realizar actividades gratificantes y motivantes que nos ayuden a desconectar y encontrarnos bien con nosotros mismos.
Ester Muñoz, mi psicóloga en Tenerife