Cuando los niños cumplen dos años, nos damos cuenta, de que, ya no tenemos unos bebes indefensos, que dependen de nosotros constantemente, sino todo lo contrario, observamos que tenemos unos niños pequeños que han adquirido una serie de capacidades y habilidades, que les hace ser cada vez más independientes y autónomos. Es en este momento, cuando surgen las famosas rabietas.
Durante estas rabietas los niños gritan, pegan, se tiran al suelo, etc. Es su forma de expresar su frustración y su enfado, ya que todavía no han desarrollado las habilidades cognitivas, ni verbales para expresar y gestionar estas emociones.
Las rabietas son comportamientos normales que se producen durante el desarrollo de la primera infancia, aproximadamente entre los dos y los cuatro años. Es en este periodo, donde los niños comienzan a diferenciarse del adulto, tienen sus propias ideas y quieren defenderlas, pero debido a su falta de habilidades para lograrlo surgen las rabietas. En esta etapa, los niños desafían los límites que se encuentran para saber hasta donde puede llegar y hasta donde le permitimos llegar.
Cuáles suelen ser las causas de las rabietas:
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Motivos biológicos: sueño, cansancio, hambre, estar enfermo….
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Modo de liberar estrés y tensión que hayan podido acumular durante todo el día y que liberan a modo de llanto y gritos cuando están con las personas que más seguro se sienten. Por eso, cuando están al cuidado de otras personas referentes para el niño puede que se comporten bien y luego cuando llega la madre o el padre comienza portarse mal.
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En situaciones donde hay exceso de estimulación y el niño/a no tiene ninguna tarea que hacer y no sabe cómo enfocar la estimulación y la energía que tiene, por lo que acaba teniendo una pataleta.
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Y, por último, una conducta típica de la edad con la que expresan su frustración.
Ante estas situaciones los padres solemos sentirnos frustrados, enfadados, estresados o avergonzados por lo que tenemos que intentar tranquilizarnos para poder gestionar adecuadamente nuestras emociones. Al fin y al cabo, si pretendemos que nuestro hijo controle sus emociones y sus pataletas no podemos desbordarnos nosotros ante ellas.
Por tanto, recordemos siempre que las rabietas no son intencionales, ni su motivación es manipularnos. Simplemente son conductas normales que forman parte del desarrollo de todo niño y tenemos que aceptarlas como tal.
Ester Muñoz, mi psicóloga en Tenerife.